Cuando pensábamos en la industria bancaria desde el punto de vista del cliente, también imaginábamos colas larguísimas y burocracia. Sin embargo, esta visión se está volviendo obsoleta con la facilidad de la era digital.
En los últimos años, hemos visto una creciente oferta en Argentina de servicios tradicionales a través de teléfonos inteligentes, que simplificaron los procesos y las transacciones. Además, nuevas facilidades ya son comunes para los argentinos, ya sean a través de fintechs o procesos, recursos integrados como nuevos métodos de pago, opciones y análisis de crédito, entre otras tecnologías financieras fuera del sistema bancario.
Según un informe de la firma de tecnología bancaria VeriTran, los usuarios argentinos de la banca móvil de duplicaron en dos años y ya son 10 millones. El perfil del consumidor ha cambiado, y las sucursales ya se están adaptando para satisfacer las nuevas demandas.
Con el gran volumen de información, aplicaciones y datos, el sistema Open Banking propone ser un espacio organizado y eficiente para servicios bancarios y la forma principal para que las empresas tradicionales compitan en igualdad de condiciones con los bancos digitales. El principio de este sistema es liberar a los usuario y les asegura de que son dueños de sus propios datos, lo que les permitirá, por ejemplo, organizar sus informaciones financieras en plataformas fintechs.
El objetivo del Open Banking es aumentar la eficiencia y la competencia en el sistema financiero nacional y dar cabida a nuevas empresas en el sector. Bajo el Open Banking, con la democratización de los datos, los clientes podrán migrar sus operaciones a servicios que respeten sus perfiles y expectativas o incluso seleccionar opciones de productos financieros de otras instituciones.
A pesar de los beneficios presentados, muchos cuestionarán la seguridad de la información en el movimiento para abrirla, tal como han cuestionado la seguridad digital desde el caso de Cambridge Analytica. Nuevos desafíos, como la administración de diferentes interfaces de programación de aplicaciones (API) con respecto a la seguridad, el control de acceso y la facturación de estos accesos, formarán parte del proceso. La vacilación y la desconfianza son los primeros sentimientos que acompañan las innovaciones, pero es importante tener en cuenta que ya existen mecanismos para automatizar de forma segura la gestión de APIs y proteger datos contra posibles amenazas.
Están ahora disponibles en el mercado herramientas que facilitan la integración de datos y servicios de terceros en la plataforma de los bancos. sin interrupciones para las instituciones o clientes. Además, los modelos de seguridad Cero Confianza, por ejemplo, registran y analizan todas las interacciones de los usuarios. Por lo tanto, la fuga de datos y las barreras tecnológicas deben convertirse en excepciones en un universo donde la primera ley es la excelencia en la prestación de servicios y la seguridad.
El ciberespacio ha ganado relevancia en las decisiones económicas, y la información se ha convertido en un atributo valioso. Por lo tanto, tener acceso a la información es la premisa de cualquier usuario. El sistema Open Banking refleja estos cambios en la relación entre el banco y el cliente, y, bajo este enfoque, las leyes de protección de datos son fundamentales para garantizar los deberes y derechos de ambas partes. Para operar en Europa, por ejemplo, los bancos deben operar de forma estrictamente vinculada a la General Data Protection Regulation - GDPR - o Reglamento General de Protección de Datos).
El Open Banking es un movimiento natural en el mercado financiero y necesita ser valorado. Para crear un entorno propicio para la implementación de este sistema, además de las instituciones financieras y los clientes, los proveedores de soluciones de seguridad también deben estar al tanto de las próximas decisiones del Banco Central, ya que definirán el futuro de las instituciones financieras en el país.
Sabemos que todos los bancos, tradicionales o no, ya están en un proceso de constante innovación e inversión. Es responsabilidad de esas instituciones acercarse a los clientes. Es derecho de los usuarios tener libertad de acceso y disponibilidad de sus datos. Es deber de las estrategias de seguridad protegerse contra los piratas informáticos y evitar las fugas de datos.